Niñez centroamericana buscando refugio

 

Escrita por autora invitada Natalia del Cid

 

Vivir en Centroamérica es un reto diario. Vivir no es el término correcto. Sobrevivir es lo más adecuado si hablamos de niños, niñas y adolescentes en condiciones de pobreza, que los vuelve vulnerables y migrantes potenciales. Convivir con homicidios múltiples no es agradable. Entiendes, además, que el próximo crimen puede afectarte a ti, a tu familia, a tu barrio.

 

Las pandillas en Centroamérica son grupos criminales (clasificadas en agosto de 2015 como terroristas en El Salvador por la Corte Suprema de Justicia) que se dedican a la extorsionar empresas medianas y pequeñas, además de narcomenudeo. Se formaron en barrios latinos de Los Ángeles, California en los años ochenta, y luego muchos de sus líderes fueron deportados a Centroamérica en los años noventa. Regresaron a un entorno de pobreza generalizada, desempleo y exclusión social.

 

Vivir en Centroamérica es un reto diario. Vivir no es el término correcto. Sobrevivir es lo más adecuado…

 

Las sociedades y los gobiernos centroamericanos no entendieron a estos jóvenes, reaccionando con violencia ante sus costumbres. Las pandillas se fortalecieron en la marginalidad de los barrios pobres, caldos de cultivo abandonados por el Estado. Decenios después, esas pandillas se fortalecen con reclutamientos forzados de jóvenes pobres, generalmente de hogares descompuestos. Se dedican ya no sólo a extorsionar y al narcomenudeo, sino que también aterrorizan los centros escolares públicos, obligando a otros niños a cometer actos delictivos, donde los profesores también temen por sus vidas ante la violencia ejercida por pandilleros. Esas pandillas son conocidas en Centroamérica como maras.

 

Cada noche, muchos niños centroamericanos duermen por última vez en su cama. Saben que al día siguiente empezarán un largo camino, a veces acompañados por amigos o familiares, pero muchas veces solos. Sin nadie. Así huyen los niños de Centroamérica. Escapan de la violencia diaria, que cada vez aumenta. No quieren ser el próximo niño reclutado por las maras. No quieren ser novias de mareros. No quieren terminar su vida ni en la cárcel, ni en el cementerio.

El miedo más grande de los niños es quedarse en Centroamérica.

 

 

La pesadilla de los niños refugiados centroamericanos no es el viaje. Tampoco es México. El miedo más grande de los niños es quedarse en Centroamérica. Ese istmo tan violento que expulsa miles de sus habitantes cada año. Es flujo que crece y se intensifica con la violencia. Es una ruta de sobrevivencia que se practica desde hace décadas: la migración. Los niños centroamericanos huyen por sus vidas porque saben que en sus comunidades de origen corren mucho peligro. Algunos son testigos de crímenes, otros no quieren formar parte de grupos delictivos. Otros, simplemente, extrañan a sus padres.

 

Esos familiares que, con tanto sacrificio, ahorran un poco de sus ingresos como trabajadores indocumentados en Estados Unidos. Para mantener a sus hijos en Centroamérica. Para ayudarlos a sobrevivir esa pobreza cotidiana, insuperable. Para mantener sus vínculos familiares. Para que sus propios hijos no los olviden como padres, proveedores. Pero los niños no olvidan. Ellos, simplemente, quieren abrazar a sus padres nuevamente.

 

¿Cómo es posible privar a niños centroamericanos de su libertad si no han cometido ningún delito?

 

¿Qué pasará con los niños cuando salgan de Centroamérica? ¿Recibirán protección y refugio en otros países? ¿Cómo ayudarlos a llegar a sus padres, a sobrevivir la violencia de Centroamérica? ¿Por qué son detenidos los niños centroamericanos en México y Estados Unidos? ¿Cómo es posible privar a niños centroamericanos de su libertad si no han cometido ningún delito? ¿No es más caro mantener a niños centroamericanos detenidos que darles protección y refugio? ¿Qué tipo de sociedad detiene a niños que huyen de violencia?

 

Foto por: Ivan Castaneira (Twitter: @i_chido)

 

Este verano, un niño salvadoreño de once años falleció en su intento de cruzar el desierto entre México y Estados Unidos. No fue una muerte natural estrictamente. Las causas son mucho más profundas: desde la violencia que lo obligó a huir de su casa, barrio y país de origen; la pobreza de sus familiares; la persecución que sufrió en México como migrante; y la desesperación de sus padres que los llevó a enviar a su hijo a huir por un desierto. Si no queremos encontrar más cadáveres infantiles en el desierto de nuestra indiferencia, lo correcto es no detenerlos, ni perseguirlos, ni devolverlos a sus peligrosas comunidades de origen. Lo correcto es darles posada.

 

 

NATALIA DEL CID, salvadoreña, es investigadora y defensora de migrantes centroamericanos en México. Es co-editora del sitio web Migration Systems e investigadora asociada del Instituto Centroamericano de Estudios Sociales y Desarrollo (INCEDES). También ha participado en las Caravanas de Madres Centroamericanas que Buscan a sus Hijos Migrantes Desaparecidos en México. Puedes seguir el trabajo de Natalia en Twitter: @delcidnatalia

Se Olvida que los Centros de Detención son Prisio...

“Escogí este imaginario porque pienso que las personas se olvidan que los centros de detención son prisiones y que a veces tienen condiciones duras. La figura de una mujer y su hijo en una celda desolada abre los ojos. No quiero victimizarla pero también quiero ser real acerca de su lucha»

escribe Zeke Peña de su obra, inspirada por una carta escrita por una madre salvadoreña encerrada con su hijo en el centro de detención para familias migrantes en el condado de Karnes, en Texas, Estados Unidos.

Zeke Peña es uno de 15 artistas que colaboraron en el proyecto Visions From the Inside [Visiones desde dentro], un proyecto visual de ilustraciones inspirado en las cartas escritas por madres, adolescentes, niños y niñas detenidos en Estados Unidos. Lo que se experimenta al ver y leer este proyecto es una conexión con los sentimientos de resistencia ante el temor de vivir en el encierro y el anhelo de madres, hijas e hijos por la libertad.

La carta que inspiró al arte de Zeke fue escrito por una mujer de El Salvador de 27 años, quien ha pasado más de un año detenida con su hijo de 10 años.

“No me parece justo ver a mi hijo aquí encerrado, sufriendo tanto tiempo, cuando puede ser libre y no estar encerrado. Yo lo sé que la forma en la que entramos los dos es ilegal, pero la única razón es que tengo mucho miedo de regresar a mi país.” –extracto de la carta de una madre salvadoreña detenida en Estados Unidos

La carta sigue relatando su desesperación por ver a su hijo sufrir el encierro y denuncia la precariedad en la atención médica hacia las familias migrantes. También expresa su confusión y frustración sobre las decisiones y prácticas de las autoridades estadounidenses sobre a quién detener.

“Por favor, pido que me ayuden ver que mi hijo pueda ser feliz y libre.”

Por ello, el artista declara:

“Me gustaría que los espectadores sintieran un nivel de conexión con la lucha de esta mujer, y a través de esta conexión ella pueda encontrar la fuerza para continuar su lucha, como si ellos, [los espectadores], también estuvieran detenidos o fueran solidarios con ella.»- Zeque Peña, artista colaborador en Visions From the Inside

 

 

Proceso artístico:

 

 

Ver las otras obras y conocer el proyecto Visions from the Inside

 

 

El proyecto Visions from the Inside es una colaboración entre CultureStrike, Mariposas Sin Fronteras y End Family Detention

 

 

Zeke Peña (Ezequiel/Zeque) es un pintor y artesano independiente de El Paso, Texas. Tiene una Licenciatura en Estudios Visuales (Historia del Arte) por la Universidad de Texas en Austin. Su trabajo ha sido exhibido en museos, galerías y en espacios no tradicionales a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México. Su trabajo se enfoca en narrativa visual usando fotografía/videografía, pintura, trabajo con madera e instalaciones.

Conoce más del trabajo de Zeque Peña: Twitter @zpvisual  Instagram  Sitio Web

Libertad para los niños, niñas y adolescentes de...

La libertad adopta varias formas en nuestras vidas: la libertad personal, libertad de movimiento, libertad de expresión, y la lista sigue. Tristemente, para muchos niños, niñas y adolescentes migrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala–subregión centroamericana conocida como el Triángulo Norte–la libertad es un sueño, un cuento de algo que existe muy lejos de la realidad que viven.

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La subregión en Centroamérica conocida como el Triángulo Norte

¿La libertad de crecer en un entorno sin violencia?

En el 2014, el Triángulo Norte se hizo visible en los titulares de la prensa internacional debido al número sin precedentes de niños, niñas y adolescentes que migraron solos y fueron aprehendidos en Estados Unidos y México. Migraron por numerosas y múltiples razones, pero la mayoría salió huyendo de una creciente violencia e inestabilidad en su país natal.

«Mataron a los dos policías que protegían nuestra escuela y mataron a dos niños con los que iba a la escuela. Me esperaron fuera de la escuela. La mara me dijo que si volvía a la escuela no llegaría vivo a casa.» – Alfonso 17, El Salvador*

 

 

Las tazas de homicidio de los países del Triángulo Norte están entre las más altas del mundo, y Honduras es el país con más homicidios a nivel mundial, reflejando el creciente poder de pandillas y grupos del crimen organizado, así como la fuerte presencia de redes de trata de personas y trafico de drogas. Así, sea en casa o durante su viaje, todos los niños, niñas y adolescentes que son originarios de o transitan por el Triángulo Norte son vulnerables a la violencia, trata, extorsiones y reclutamiento forzado por parte del crimen organizado, y por lo general, carecen también de una adecuada protección social e institucional de sus derechos.

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Dibujos por niños detenidos en Estados Unidos sobre su vida en Honduras (Fuente: End Family Detention)

¿El derecho a la libertad personal?

Estos niños, niñas y adolescentes necesitaban salir de sus casas y buscaban seguridad en Estados Unidos, México y otros países de la región. Pero en lugar de encontrar países que al recibirlos les brindaran apoyo y protección, fueron puestos detrás de rejas por ser migrantes y no contar con los documentos adecuados. Con ese encierro se vulneraron aún más sus derechos y se les impidió salir a jugar, ir a la escuela y encontrar consuelo en un techo que les ofreciera calidez y tranquilidad. Así, sus sueños de una vida segura, se convirtieron en pesadillas y ansiedad.

«Si me dieran a elegir entre quedarme encerrado y morir, prefiero morir.» -Adolescente hondureño solicitante de asilo, 120 días encerrado en un centro de detención en México*

 

 

Más de 51,000 niños, niñas y adolescentes no acompañados, originarios del Triángulo Norte fueron detenidos en Estados Unidos en 2014; y en el mismo año en México, casi 23,000 niños, niñas y adolescentes del Triángulo Norte fueron detenidos y forzados a regresar a su país. Ante esta llamada crisis humanitaria, el gobierno de Estados Unidos destinó más de 3,500 nuevos espacios en centros de detención para familias migrantes centroamericanas; mientras que México incrementó y reforzó los controles migratorios en la frontera sur, con énfasis en la detención y retorno de niños, niñas y adolescentes de origen centroamericano para ‘protegerles’. Encerrados, muchas veces los niños, niñas y adolescentes no tienen la oportunidad de contar sus historias y la detención puede hacerles sufrir de nuevo las traumáticas experiencias que han vivido. Peor aún, a menudo son devueltos a las mismas situaciones de violencia de las que salieron huyendo.

Cada semana, miles de niños, niñas y adolescentes están retornados a Honduras, El Salvador y Guatemala, donde no cuentan con el apoyo adecuado para su reintegración ni para estar a salvo.

Así, muchos se ven forzados de huir de nuevo. Ahora, el incremento y endurecimiento de las políticas de control migratorio en las fronteras incluyen también a los países del Triángulo Norte; en ellos, los niños, niñas y adolescentes también están en riesgo de estar encerrados, incluso por los autoridades de su propio país que les prohíben salir. En consecuencia, los niños, niñas y adolescentes toman rutas cada vez más peligrosas y clandestinas, haciéndoles aún más invisibles y vulnerables.

Ningún país puede tratar con los temas de migración irregular, violencia, pobreza e instabilidad nacional por sí mismo. Se requiere dialogo y esfuerzos coordinados no sólo de los gobiernos, sino también de las sociedades civiles y las mismas comunidades de migrantes en los países de destino, tránsito y origen. A pesar de los desafíos que plantea la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en la migración, una cosa es segura: es tiempo de garantizar la libertad para los niños, niñas y adolescentes del Triángulo Norte, en todas las dimensiones y matices que lleva implícita esa palabra.

 

 

 

 

 

 

Libertad para los niños, niñas y adolescentes de...

La libertad adopta varias formas en nuestras vidas: la libertad personal, libertad de movimiento, libertad de expresión, y la lista sigue. Tristemente, para muchos niños, niñas y adolescentes migrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala–subregión centroamericana conocida como el Triángulo Norte–la libertad es un sueño, un cuento de algo que existe muy lejos de la realidad que viven.

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La subregión en Centroamérica conocida como el Triángulo Norte

¿La libertad de crecer en un entorno sin violencia?

El año pasado, el Triángulo Norte se hizo visible en los titulares de la prensa internacional debido al número sin precedentes de niños, niñas y adolescentes que migraron solos y fueron aprehendidos en Estados Unidos y México. Migraron por numerosas y múltiples razones, pero la mayoría salió huyendo de una creciente violencia e inestabilidad en su país natal.

“Mataron a los dos policías que protegían nuestra escuela y mataron a dos niños con los que iba a la escuela. Me esperaron fuera de la escuela. La mara me dijo que si volvía a la escuela no llegaría vivo a casa.” – Alfonso 17, El Salvador*

Las tazas de homicidio de los países del Triángulo Norte están entre las más altas del mundo, y Honduras es el país con más homicidios a nivel mundial, reflejando el creciente poder de pandillas y grupos del crimen organizado, así como la fuerte presencia de redes de trata de personas y trafico de drogas. Así, sea en casa o durante su viaje, todos los niños, niñas y adolescentes que son originarios de o transitan por el Triángulo Norte son vulnerables a la violencia, trata, extorsiones y reclutamiento forzado por parte del crimen organizado, y por lo general, carecen también de una adecuada protección social e institucional de sus derechos.

Dibujos por niños detenidos en Estados Unidos sobre su vida en Honduras (Fuente: End Family Detention)

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¿El derecho a la libertad personal?

Estos niños, niñas y adolescentes necesitaban salir de sus casas y buscaban seguridad en Estados Unidos, México y otros países de la región. Pero en lugar de encontrar países que al recibirlos les brindaran apoyo y protección, fueron puestos detrás de rejas por ser migrantes y no contar con los documentos adecuados. Con ese encierro se vulneraron aún más sus derechos y se les impidió salir a jugar, ir a la escuela y encontrar consuelo en un techo que les ofreciera calidez y tranquilidad. Así, sus sueños de una vida segura, se convirtieron en pesadillas y ansiedad.

“Si me dieran a elegir entre quedarme encerrado y morir, prefiero morir.” -Adolescente hondureño solicitante de asilo, 120 días encerrado en un centro de detención en México*

Más de 51,000 niños, niñas y adolescentes no acompañados, originarios del Triángulo Norte fueron detenidos en Estados Unidos en 2014; y en el mismo año en México, casi 23,000 niños, niñas y adolescentes del Triángulo Norte fueron detenidos y forzados a regresar a su país. Ante esta llamada crisis humanitaria, el gobierno de Estados Unidos destinó más de 3,500 nuevos espacios en centros de detención para familias migrantes centroamericanas; mientras que México incrementó y reforzó los controles migratorios en la frontera sur, con énfasis en la detención y retorno de niños, niñas y adolescentes de origen centroamericano para ‘protegerles’. Encerrados, muchas veces los niños, niñas y adolescentes no tienen la oportunidad de contar sus historias y la detención puede hacerles sufrir de nuevo las traumáticas experiencias que han vivido. Peor aún, a menudo están devueltos a las mismas situaciones de violencia de las que salieron huyendo.

Cada semana, miles de niños, niñas y adolescentes están retornados a Honduras, El Salvador y Guatemala, donde no cuentan con el apoyo adecuado para su reintegración ni para quepermanezcan a salvo.

Así, muchos se ven forzados de huir de nuevo. Pero ahora, el incremento y endurecimiento de las políticas de control migratorio en las fronteras incluyen también a los países del Triángulo Norte y los niños, niñas y adolescentes también están en riesgo de estar encerrados allí, incluso por los autoridades de su propio país que les prohíben salir. En consecuencia, los niños, niñas y adolescentes toman rutas cada vez más peligrosas y clandestinas, haciéndoles aún más invisibles y vulnerables.

Ningún país puede tratar con los temas de migración irregular, violencia, pobreza e instabilidad nacional por sí mismo. Se requiere dialogo y esfuerzos coordinados no sólo de los gobiernos, sino también de las sociedades civiles y las mismas comunidades de migrantes en los países de destino, tránsito y origen. A pesar de los desafíos que plantea la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en la migración, una cosa es segura: es tiempo de garantizar la libertad para los niños, niñas y adolescentes del Triángulo Norte, en todas las dimensiones y matices que lleva implícita esa palabra.

Libertad para los niños, niñas y adolescentes del Triángulo Norte was originally published on End Child Detention

Libertad para los niños, niñas y adolescentes del Triángulo Norte was originally published on End Child Detention

Niñez migrante: la población más vulnerable

Por Dora Nely Morales Porres

Fotografía Andremar Galván, cortesía Colectivo de Apoyo para Personas migrantes, COAMI A.C.

 

Trabajar con la población que migra es una situación muy difícil, sobre todo a nivel emocional. Poco a poco te vas involucrando aunque no lo quieras, y cuando descubres que gran parte de esa población son adolescentes, hay algo dentro que te activa, que te hace preguntarte qué puedes hacer; y de repente, no sólo ves a los adolescentes, detrás de ellos ves a niños, cada vez más pequeños que también se aventuran en el viaje.

Los niños en su mayoría vienen no acompañados, es decir, es cierto que dicen que es su padre, su madre, su tía, su primo o el ‘pollero’, pero estos “cuidadores” vienen concentrados en otro tipo de problemáticas que los afectan por igual, pero se descuida mucho la parte emocional de los niños. Se cree que ellos, por ser niños no se dan cuenta de lo que pasa alrededor.

Y cuando hay una situación de detención, a los niños se les aísla en caso de que sus cuidadores no presenten documentos probatorios de ser familiares directos.

Esto trae diferentes consecuencias, destacan los síntomas relacionados con ansiedad, depresión, regresión en el desarrollo, enuresis, entre otras. Estas consecuencias crean en el niño un temor generalizado, desconfianza hacia los adultos, sentimiento de abandono y soledad.

“Yo no puedo platicar con los otros, los grandes ni nos escuchan, ni les importamos, se enojan cuando lloramos. Pero es que yo no puedo dejar de llorar. A veces me pego en la panza, porque debo dejar de llorar, así ellos ya no te regañan. Nos dicen que no seamos chillones, que debemos crecer. Yo extraño a mi mamá, ella está en Estados Unidos, pero ya no voy a llegar con ella otra vez”. Niño, 9 años, 2011.

3Andremar

Además, los centros de detención son demasiado fríos, ellos tienen que soportar los maltratos, dormir en el suelo que es demasiado frío, muchos de ellos se enferman, la comida también es fría y la forma en que les hablan, es helada.

“A veces en diciembre, en mi pueblo cae aguanieve, hace harto frío que te rechinan los dientes. Pero en la estación, el frío se siente más, no te dan ni una cobija. Yo me imaginaba como en las caricaturas en las que los dibujos están adentro del hielo, eso sentía, me enfermé pero no te hacen caso” Niña, 11 años, 2014.

El maltrato que sufren a veces desencadena una serie de comportamientos agresivos, que a su vez tienen consecuencias “disciplinarias” que de nuevo caen en un maltrato. Es decir que se crea un círculo de violencia, del cual no es fácil escapar.

Un niño tiene derecho a desarrollarse, crecer, tener espacios de juego, pero los niños migrantes están obligados a crecer rápido, a “madurar” y comportarse como adultos, a ser responsables de sus actos y en caso necesario pagar por ellos.

Los niños migrantes tiene mucho miedo, de perderse, de ser lastimados, de no encontrar a su familia, de ser detenidos, de ser deportados, de ser violados, de ser vendidos, lo peor es que ellos no pueden hablar, ellos no tienen voz, ellos no son escuchados, ellos no decidieron migrar, los obligaron a migrar.

Los testimonios fueron tomados en el albergue de Lechería y en las vías del tren en Bojay en el año que remite la autora.

 

Dora Nely Morales Porres es psicóloga, colabora en Médicos Sin Fronteras en el proyecto “Trasnmigrantes”, especialista en atención psicológica para personas migrantes y voluntaria en el albergue Casa Tochán.
Disfruta de las caminatas por la tarde y bailar como manera de liberar tensiones relacionadas a su quehacer profesional.

Niñez migrante: la población más vulnerable

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Por Dora Nely Morales Porres

Fotografía Andremar Galván, cortesía Colectivo de Apoyo para Personas migrantes, COAMI A.C.

Trabajar con la población que migra es una situación muy difícil, sobre todo a nivel emocional. Poco a poco te vas involucrando aunque no lo quieras, y cuando descubres que gran parte de esa población son adolescentes, hay algo dentro que activa, que te hace preguntarte qué puedes hacer; y de repente, no sólo ves a los adolescentes, detrás de ellos ves a niños, cada vez más pequeños que también se aventuran en el viaje.

Los niños en su mayoría vienen no acompañados. Es decir, es cierto que dicen que es su padre, su madre, su tía, su primo o el pollero, pero estos “cuidadores” vienen concentrados en otro tipo de problemáticas que los afectan por igual, pero se descuida mucho la parte emocional de los niños. Se cree que ellos por ser niños no se dan cuenta de lo que pasa alrededor.

Y cuando hay una situación de detención, a los niños se les aísla en caso de que sus cuidadores no presenten documentos probatorios de ser familiares directos.

Esto trae diferentes consecuencias, destacan los síntomas relacionados con ansiedad, depresión, regresión en el desarrollo, enuresis, entre otras. Estas consecuencias crean en el menor un temor generalizado, desconfianza hacia los adultos, sentimiento de abandono, soledad.

“Yo no puedo platicar con los otros, los grandes ni nos escuchan, ni les importamos, se enojan cuando lloramos. Pero es que yo no puedo dejar de llorar. A veces me pego en la panza, porque debo dejar de llorar, así ellos ya no te regañan. Nos dicen que no seamos chillones, que debemos crecer. Yo extraño a mi mamá, ella está en Estados Unidos, pero ya no voy a llegar con ella otra vez”. Niño, 9 años, 2011.

3Andremar

Además, los centros de detención son demasiado fríos, ellos tiene que soportar los maltratos, dormir en el suelo que es demasiado frío, muchos de ellos se enferman, la comida también es fría y la forma en que les hablan, es helada.

“A veces en diciembre, en mi pueblo cae aguanieve, hace harto frío que te rechinan los dientes. Pero en la estación, el frío se siente más, no te dan ni una cobija. Yo me imaginaba como en las caricaturas en las que los dibujos están adentro del hielo, eso sentía, me enfermé pero no te hacen caso” Niña, 11 años, 2014.

El maltrato que sufren a veces desencadena una serie de comportamientos agresivos, que a su vez tienen consecuencias “disciplinaria” que de nuevo cae en un maltrato. Es decir que se crea un círculo de violencia, del cual no es fácil escapar.

Un niño tiene derecho a desarrollarse, a crecer, a tener espacios de juego, pero los niños migrantes están obligados a crecer rápido, a “madurar” y comportarse como adultos, a ser responsables de sus actos y en caso necesario pagar por ellos.

Los niños migrantes tiene mucho miedo, de perderse, de ser lastimados, de no encontrar a su familia, de ser detenidos, de ser deportados, de ser violados, de ser vendidos, lo peor es que ellos no pueden hablar, ellos no tienen voz, ellos no son escuchados, ellos no decidieron migrar, los obligaron a migrar.

Los testimonios fueron tomados en el albergue de Lechería y en las vías del tren en Bojay en el año que remite la autora.

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Dora Nely Morales Porres es psicóloga, colabora en Médicos Sin Fronteras en el proyecto “Trasnmigrantes”, especialista en atención psicológica para personas migrantes y voluntaria en el albergue Casa Tochán.
Disfruta de las caminatas por la tarde y bailar como manera de liberar tensiones relacionadas a su quehacer profesional.

Niñez migrante: la población más vulnerable was originally published on End Child Detention

Niñ@s comprometid@s por ¡Alzar sus Voces!

Fotos por Ernesto Franco Miranda.

 

 

En el 2012, se grabó un videoclip con un grupo de niños, niñas y adolescentes para el lanzamiento de la Campaña Global ¡Alto a la Detención de Niñ@s Migrantes! Participaron niños de diferentes edades y diversos orígenes—niños migrantes, refugiados, hijos de migrantes y mexicanos de nacimiento—todos viven en la Ciudad de México.

Conocimos a los niños, niñas y adolescentes y algunos de sus padres días previos a la filmación. Conversamos sobre el propósito del video y juntos construimos el mensaje y guión para la filmación. Se acordaron ser los «Embajadores de la Campaña.»

Nos reencontramos una mañana lluviosa del 18 de agosto 2012. En esta ocasión, nos acompañaron un amplio número de técnicos, fotógrafos, sonidistas y asistentes.

Antes de salir, uno de los niños preguntó, “¿Y a dónde vamos a grabar?»

“Vamos a llegar a un ex-cuartel de la policía.”

Los ojos del pequeño se abrieron rápidamente, miró hacia donde estaba su mamá y ella con un leve movimiento de su cabeza afirmó.

Llegando al sitio de grabación, el director animó a los niños a participar en una dinámica para que conocieran al equipo. Para iniciar la convivencia, se invito a los niños a presentarse y principalmente que opinaran sobre lo que entendían por detención migratoria.

Melissa, de 14 años, inició la conversación:

“Nací en los Estados Unidos y regresé a México con mi familia cuando tenía cuatro años. Además, tengo doble ciudadanía. Participo en este video porque creo que es injusto que tengan presos a los niños que quieren ir a otro país. Me gustaría que el video lo vieran las autoridades que los tienen detenidos para que los dejarán libres.”

Los otros niños escucharon atentamente a Melissa y aunque estaban nervioso, Esteban dijo que quería ser el próximo.

“Soy Esteban, tengo 14 años y soy de Costa Rica. Estoy aquí porque me gusta apoyar una causa y porque va a estar chido. Creo que la detención migratoria esta mal porque todos tenemos derecho a la libertad y no tienen porque encarcelarlos por ir de un país a otro. Además, los migrantes (adultos) necesitan trabajar.”

 

 

 

 

Motivado por Esteban, Rudy alzó rápidamente su mano:

“Soy de nacionalidad salvadoreña. Tengo ocho años viviendo en el Distrito Federal y tengo 16 años. Siento que estoy colaborando en algo para que los niños que cruzan por México no sufran en una estación migratoria”, comentó.

Aunque tímida al principio, Tessa sonrío y levantó su mano para ser la siguiente en participar.

“Yo soy mexicana y mi mamá es sudafricana y tengo nueve años. Me gusta la filmación y no deberían ponerlos en la cárcel. Un niño en detención está triste porque no tiene casa, refugio. Los niños deben de estar con sus padres, en las escuelas y no en cárceles donde se ponen tristes”.

Finalmente, Victoria levantó su mano para anunciar que ella seguía.

“Tengo 13 años. Estoy participando porque soy refugiada y sé lo que se siente estar encerrada en una estación migratoria. Estuve tres meses allí, sin poder jugar, estudiar, leer un libro…sólo estar sentada, sin hacer nada en nuestras habitaciones. Si yo pudiera ayudarlos (niños en detención migratoria) haría algo para que no estuvieran tristes, poner actividades para que se diviertan.”

 

 

 

 

Los niños miraron a Victoria y en un gesto de ternura y solidaridad, sonrieron.

Los adultos que tuvimos la oportunidad de escuchar las opiniones y testimonios, permanecimos en silencio unos minutos. Reflexionamos sobre la claridad de sus palabras. Los niños con su profundo sentir y sentido común comprenden lo que muchos gobiernos y líderes que con su vasto conocimiento en política y contexto migratorio no puede desentrañar.

 

 

 

 

 

 

Ver el videoclip completo:

 

 

* Los testimonios y las fotografías de los niños, niñas y adolescentes fueron autorizadas por ellos mismos, con el consentimiento de los padres o tutores presentes para ser reproducidas por la Campaña Global ¡Alto a la Detención de Niñ@s Migrantes!

Detrás de cámara: Niñ@s comprometid@s por ¡Alz...

¡Próximamente!

Detrás de cámara: Niñ@s comprometid@s por ¡Alzar sus Voces! was originally published on End Child Detention

University Class Discussion / Diálogo Universitar...

First-year students at the University of Nebraska at Kearney dedicated their class discussion to the situation of migrant children in immigration detention. After watching the Invisible Picture Show, students raised questions about government interests in migration control and management, the need to detain children and families, and the risks detention could pose to their development and wellbeing.  A few students shared their personal migration stories and how their lives had been affected by immigration detention.

Invisible Picture Show – short screener

Estudiantes de la Universidad de Nebraska en Kearney realizó un diálogo sobre la situación de los niños, niñas y adolescentes migrantes en detención. Después de ver el Invisible Picture Show, los estudiantes conversaron sobre los fines de los Estados en control migratorio, la necesidad de detener a niños y familias, y los riesgos que tiene la detención en su desarrollo y bien estar. Unos de los estudiantes compartieron sus experiencias personales como migrantes o niños de migrantes y hablaban de cómo han sido afectados por la detención migratoria.

Invisible Picture Show – Subtítulos en español

Cartas de niñ@s a sus presidentes /Children’...

Cartas de niñ@s a sus presidentes

El Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI) realizará una actividad con niñas, niños y adolescentes migrantes donde ellos escribirán una carta a los presidentes de su país de origen, y al de su país de destino, expresando sus necesidades y pidiéndoles poner un alto a la detención de niños migrantes. Las cartas se presentarán el 19 de noviembre en una conferencia de prensa.

Children’s letters to their presidents

The Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI) will coordinate activities with migrant children, helping them to write letters to their presidents and the presidents of their destination countries to express their needs and ask them to end child detention. The letters will be presented in press conference on November 19th.

Cartas de niñ@s a sus presidentes /Children’s letters to their presidents was originally published on End Child Detention